Ayahuasca

30 de diciembre de 2017

Tao Te Ching - 11

Unimos los radios de una rueda,
pero es el agujero central 
lo que permite que el carro se mueva.

Torneamos la arcilla para hacer una vasija,
pero es el vacío interno
lo que contiene aquello que vertemos en ella.

Hincamos estacas para construir una cabaña,
pero es el espacio interior
lo que la hace habitable.

Trabajamos con el ser,
pero es el no-ser lo que usamos.

                                                     (Lao Tzu)




17 de diciembre de 2017

La transitoriedad - Alan Watts

Comprender que no hay seguridad es mucho más que estar de acuerdo con la teoría de que todas las cosas cambian, más incluso que observar la transitoriedad de la vida. La noción de seguridad se basa en la sensación de que hay en nosotros algo que es permanente, algo que se mantiene inmutable a través de los años y los cambios de la vida. 

Nos esforzamos para asegurar la permanencia, la continuidad y la seguridad de ese núcleo duradero, ese centro y alma de nuestro ser que llamamos «Yo», pues creemos que eso constituye el hombre auténtico, el que piensa nuestros pensamientos, el que siente nuestros sentimientos y el que conoce nuestro conocimiento. No comprenderemos realmente que la seguridad es una quimera hasta que nos demos cuenta de que ese «Yo» no existe.

La comprensión tiene lugar a través de la conciencia.

¿Podemos entonces abordar nuestra experiencia, nuestras sensaciones, sentimientos y pensamientos, con toda sencillez, como si nunca los hubiéramos conocido hasta ahora, y, sin prejuicios, observar lo que sucede? Quizá se pregunte usted: «¿Qué experiencias, sensaciones y sentimientos debemos observar?» Y yo responderé: «¿Cuáles puede usted observar?» La respuesta es que debe observar aquellos que tiene ahora. Sin duda esto es bastante evidente, pero con frecuencia las cosas muy evidentes se pasan por alto. Si un sentimiento no está presente, no somos conscientes de él. No hay más experiencia que la presente. Lo que sabemos, aquello de lo que tenemos realmente conciencia, es sólo lo que está sucediendo en este momento, y nada más.

Pero, ¿y los recuerdos? ¿No es evidente  que, mediante el recuerdo, puedo conocer lo que ya pertenece al pasado? Muy bien, recuerde algo, por ejemplo, el incidente de ver a un amigo paseando por la calle. ¿De qué tiene usted conciencia? No está viendo el hecho verdadero del amigo que camina por la calle. No puede acercarse a él y estrecharle la mano, u obtener una  respuesta a una pregunta que se olvidó de formularle en el pasado que usted recuerda. En otras palabras, usted no observa en absoluto el pasado real, sino un rastro del pasado que está en el presente.

Es como ver las huellas de un ave en la arena. Veo las huellas presentes, pero no veo al mismo tiempo al ave que imprimió esas huellas una hora antes. El ave ha volado y no tengo conciencia de ella. Infiero de las huellas que ahí hubo un ave. Inferimos de los recuerdos que ha habido acontecimientos pasados, pero no somos conscientes de ningún acontecimiento pasado. Sólo conocemos el pasado en el presente y como parte
del presente.

Vemos, pues, que nuestra experiencia es por completo momentánea. Desde un punto de vista, cada momento es tan elusivo y tan breve que ni siquiera podemos pensar en él antes de que haya pasado. Desde otro punto de vista, este momento está siempre aquí, ya que el único momento que conocemos es el momento presente, que siempre agoniza, siempre se convierte en pasado con más rapidez de lo que puede concebir la imaginación. No obstante, al mismo tiempo está siempre naciendo, es siempre nuevo, emerge rápidamente de este desconocido absoluto que llamamos el futuro. Pensar en ello casi nos quita la respiración.

Decir que la experiencia es momentánea es tanto como decir que la experiencia y el momento presente son lo mismo. Decir que este momento siempre agoniza o se convierte en pasado, y siempre está naciendo o saliendo de lo desconocido, es decir lo mismo de la experiencia. La experiencia que uno ha tenido se ha desvanecido de un modo irrecuperable, y todo lo que queda de ella es una especie de estela o huella en el presente, que es lo que llamamos memoria. Si bien puede suponerse qué experiencia vendrá a continuación, la verdad es que no lo sabemos. Podría suceder cualquier cosa. Pero la experiencia que tiene lugar ahora es, por así decirlo, un niño recién nacido que se desvanece incluso antes de que pueda empezar a crecer.

Hay un relato chino sobre alguien que se presentó ante un gran sabio y le dijo: «No tengo paz de espíritu; por favor, pacifícamelo». El sabio le respondió: «Tráeme tu mente (tu “Yo”) y lo pacificaré». El hombre replicó: «Durante todos estosaños he buscado mi espíritu, pero no puedo encontrarlo». «Entonces está pacificado!», respondió el sabio.

Alan Watts. Mensaje para una era de ansiedad.





13 de diciembre de 2017

Instructions to Oneself by Patrul Rimpoche

There are three things one should remain attentive to:
one’s benevolent gurus,
the compassionate Buddha,
one’s own mindfulness and awareness.

There are three things to hold in grateful remembrance:
the masters who confer the precepts,
the Dharma that shows the path,
the precepts and vows.

There are three things to set in place:
the mind in the body,
the body in the seat,
and relaxation in the mind.

There are three things to forget instantly:
friends who provoke one’s desire and craving,
enemies who arouse one’s anger and hatred,
drowsiness that obscures one’s mind.

There are three things to be cautious of:
speaking in public,
behaving in solitude,
observing the mind.

There are three things that one should conceal:
the merit of oneself,
the faults of others,
one’s plans for the future.

There are three things that one should not advocate:
one’s fleeting thought of renunciation,
one’s dishonest and insincere behavior,
one’s virtuous deeds.

There are three places where one should not go:
where quarrels and fighting happen,
where large crowds gathers,
places of entertainment.
There are three types of behavior that one should avoid:
teaching the Dharma to people who are not suitable vessels,
talking about one’s experience without being asked,
uttering words that contradict the truth.

There are three things that one should not do:
lose one’s composure before friends,
break one’s promise,
do things in inconsistent ways.

There are three things that one must not do:
become conceited and arrogant,
talk behind others’ backs,
make light of any sentient beings.

There are three things that one should not do:
give money to the rich,
develop faith in the crafty,
tell secrets to anyone.

There are three things not to observe:
the body of a beautiful woman,
the behavior of a friend,
one’s own merit.

There are three things that should be in conformity:
conversations with friends,
clothes with local customs,
mind with the Dharma.

There are three things that one should ignore
praises from others,
words of a fickle man,
advice from a fool.

There are three things that one should not seek:
the wealth of the rich,
an honorable rank,
gorgeous garments.

There are three things that one should not slander:
those who command respect and support,
the retail goods of others,
one’s benevolent gurus.

There are three kinds of people that one should not praise:
those criticized by all,
self-conceited fools,
simple-minded children.

There are three kinds of people that one should neither praise nor slander:
one’s relatives,
unknown teachers,
any person.

Instructions as such are abundant;
All in all, it is imperative
to observe oneself all the time,
this is the essence of mundane or transmundane knowledge.

As a yogi with pure wisdom,
I have devised these simple instructions to help tame my mind.
They have profound meanings and one should practice them.


I dedicate all merit to all sentient beings, may they be free from suffering, and obtain happiness, and ultimately, to soon become enlightened!



Translated/Taught by Khenpo Sodargye Rinpoche






1 de diciembre de 2017

La impermanencia - Sogyal Rimpoche

¿Qué es nuestra vida sino una danza de formas efímeras? ¿No está todo cambiando constantemente: las hojas de los árboles en el parque, la luz de la habitación en la que leéis esto, las estaciones, el clima, la hora del día, las personas con las que os cruzáis por la calle? ¿Y qué podemos decir respecto a nosotros? ¿Acaso todas nuestras acciones del pasado no nos parecen hoy un sueño?  Los amigos con los que crecimos, los lugares favoritos de nuestra infancia, los puntos de vista y opiniones que tan apasionadamente defendíamos antaño: lo hemos dejado todo atrás. Ahora, en este preciso instante, la lectura os parece algo absolutamente real. Sin embargo, no tardará en ser tan sólo un recuerdo.

Las células de nuestro cuerpo mueren, las neuronas de nuestro cerebro se deterioran, e incluso la expresión de nuestra cara se modifica sin cesar en función de nuestro estado de ánimo. Lo que consideramos nuestra personalidad fundamental no es más que un “continuo mental”, sólo eso. Hoy nos sentimos bien porque todo va bien; mañana será lo contrario. ¿Adónde se habrá ido aquella sensación de bienestar? Nos habrán afectado nuevas influencias, en función de circunstancias cambiantes. Somos impermanentes, las influencias son impermanentes y no existe nada que podamos calificar de sólido o duradero.

¿Puede haber algo más imprevisible que nuestros pensamientos y emociones? ¿Tenéis la menor idea de lo que váis a pensar o a sentir dentro de un instante? De hecho, nuestra mente es igual de vacía, impermanente y transitoria que un sueño. Observad un pensamiento: viene, permanece un tiempo y se va. El pasado ya ha pasado, el futuro aún no ha surgido e incluso el pensamiento presente, conforme lo experimentamos, se convierte en pasado.

Sólo el instante presente, el “ahora”, nos pertenece realmente.

A veces, cuando enseño estas cosas, se me acerca alguien al terminar para decirme: “¡Todo esto me parece evidente! Siempre lo he sabido. Explíqueme algo nuevo”. Entonces le pregunto: “¿Ha comprendido y captado realmente la verdad de la impermanencia? ¿La ha integrado hasta tal punto en todos sus pensamientos, respiraciones y movimientos que su vida ha quedado transformada? Haceos esas dos preguntas: ¿Recuerdo en todo momento que estoy muriendo, al igual que todas las demás personas y cosas también mueren, de modo que trato a todos los seres, en todo momento, con compasión? ¿Mi comprensión de la muerte y de la impermanencia se ha agudizado tanto y se ha vuelto tan apremiante que consagro cada segundo de mi existencia a la búsqueda de la Iluminación? Si podéis responder afirmativamente a estas dos preguntas, entonces sí habéis comprendido realmente la impermanencia”.



El libro tibetano de la vida y de la muerte. Sogyal Rimpoche.  



30 de noviembre de 2017

Los 4 deseos inconmensurables - Metta (Imee Ooi)

Generación de los cuatro deseos inconmensurables
Que todos los seres sean felices,
que todos los seres se liberen del sufrimiento,
que nadie sea desposeído de su felicidad,
que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego.
The Chant of Metta(English version) by Imee Ooi May I be free from enmity and danger May I be free from mental suffering May I be free from physical suffering May I take care of myself happily May my parents teacher relatives and friends fellow Dhamma farers be free from enmity and danger be free from mental suffering be free from physical suffering may they take care of themselves happily May all yogis in this compound be free from enmity and danger be free from mental suffering be free from physical suffering May they take care of themselves happily May all monks in this compound novice monks laymen and laywomen disciples be free from enmity and danger be free from mental suffering be free from physical suffering May they take care of themselves happily May our donors of the four supports: clothing, food, medicine and lodging be free from enmity and danger be free from mental suffering be free from physical suffering May they take care of themselves happily May our guardian devas in this monastery in this dwelling in this compound May the guardian devas be free from enmity and danger be free from mental suffering be free from physical suffering may they take care of themselves happily May all beings all breathing things all creatures all individuals (all beings) all personalities (all beings with mind and body) may all females all males all noble ones (saints) all worldlings (those yet to attain sainthood) all devas (deities) all humans all those in the four woeful planes be free from enmity and dangers be free from mental suffering be free from physical suffering may they take care of themselves happily May all being be free from suffering May whatever they have gained not be lost All beings are owners of their own Kamma in the eastern direction in the western direction in the northern direction in the southern direction in the southeast direction in the northwest direction in the northeast direction in the southwest direction in the direction below in the direction above May all beings all breathing things all creatures all individuals (all beings) all personalities (all beings with mind and body) may all females all males all noble ones (saints) (those yet to attain sainthood) all devas (deities) all humans all those in the 4 woeful planes be free from enmity and dangers be free from mental suffering be free from physical suffering may they take care of themselves happily May all beings be free from suffering May whatever they have gained not be lost All beings are owners of their own kamma As far as the highest plane of existence to as far down as the lowest plane in the entire universe whatever beings that move on earth may they be free from mental suffering and enmity may they be free from physical suffering and danger As far as the highest plane of existence to as far down as the lowest plane in the entire universe whatever beings that move on water may they be free from mental suffering and enmity may they be free from physical suffering and danger As far as the highest plane of existence to as far down as the lowest plane in the entire universe whatever beings that move in air may they be free from mental suffering and enmity may they be free from physical suffering and danger

6 de noviembre de 2017

“¿Es Homo sapiens una forma de vida superior o solo el bravucón local?”

El Antropoceno

Con respecto a otros animales, los humanos hace ya tiempo que se convirtieron en dioses. No nos gusta reflexionar demasiado sobre esto, porque no hemos sido dioses particularmente justos o clementes. Si el lector mira el canal de National Geographic, va a ver una película de Disney o lee un libro de cuentos de hadas, fácilmente puede tener la impresión de que el planeta Tierra está poblado en su mayor parte por leones, lobos y tigres, que son tan numerosos como nosotros, los humanos. El león Simba reina sobre los animales de la selva, Caperucita Roja intenta librarse del Lobo Feroz, y el pequeño y valiente Mowgli se enfrenta a Shere Khan, el tigre. Pero, en realidad, ya no están aquí. Todavía llenan nuestros canales de televisión, libros, fantasías y pesadillas, pero los Simbas, Shere Khans y Lobos Feroces de nuestro planeta están desapareciendo. El mundo está poblado principalmente por humanos y sus animales domesticados.

¿Cuántos lobos viven hoy en Alemania, el país de los hermanos Grimm, de la Caperucita Roja y del Lobo Feroz? Menos de un centenar. (Y casi todos ellos son lobos polacos que han cruzado la frontera en los últimos años). En cambio, Alemania es el hogar de cinco millones de perros domésticos. En total, unos 200 000 lobos salvajes todavía vagan por la Tierra, pero hay más de 400 millones de perros domésticos. El mundo es hogar de 40 000 leones, frente a 600 millones de gatos domésticos, de 900 000 búfalos africanos “rente a 1500 millones de vacas domesticadas, de 50 millones de pingüinos y de 20 000 millones de gallinas. Desde 1970, a pesar de una conciencia ecológica creciente, las poblaciones de animales salvajes se han reducido a la mitad (y en 1970 no eran precisamente prósperas). En 1980 había 2000 millones de aves silvestres en Europa. En 2009 solo quedaban 1600 millones. En el mismo año, los europeos criaban 1900 millones de gallinas y pollos para producción de carne y huevos. En la actualidad, más del 90 por ciento de los grandes animales del mundo (es decir, los que pesan más que unos pocos kilogramos) son o bien humanos o bien animales domesticados.

Los científicos dividen la historia de nuestro planeta en eras tales como el Pleistoceno, el Plioceno y el Mioceno. Oficialmente, vivimos en el Holoceno. Pero sería más acertado denominar los últimos setenta mil años como Antropoceno: la era de la humanidad. Porque, durante estos mile“nios, Homo sapiens se ha convertido en el agente de cambio más importante en la ecología global.

Se trata de un fenómeno sin precedentes. Desde la aparición de la vida, hace unos cuatro mil millones de años, nunca una sola especie ha cambiado por sí sola la ecología global. Aunque no han faltado revoluciones ecológicas y episodios de extinciones masivas, estas no fueron causadas por la acción de un lagarto, un murciélago o un hongo concretos. Más bien, fueron causados por los mecanismos de fuerzas naturales imponentes como el cambio climático, el movimiento de placas tectónicas, las erupciones volcánicas y las colisiones de asteroides.

Algunas personas temen que hoy nos hallemos de nuevo en peligro mortal de erupciones volcánicas masivas o de asteroides que vayan a “impactar en la Tierra. Los productores de Hollywood ganan millones explotando estas inquietudes. Pero, en realidad, el peligro es escaso. Las extinciones masivas tienen lugar una vez cada muchos millones de años. Sí, es probable que un asteroide grande choque contra nuestro planeta en algún momento de los próximos cien millones de años, pero es muy poco probable que ello ocurra el próximo martes. En lugar de temer los asteroides, deberíamos temernos a nosotros mismos.

Porque Homo sapiens ha reescrito las reglas del juego. Esta especie única de simio ha conseguido en estos setenta mil años cambiar el ecosistema global de formas radicales y sin precedentes. Nuestro impacto ya corre parejo con el de las edades del hielo y los movimientos tectónicos. Dentro de un siglo, nuestro impacto podría superar al del asteroide que extinguió los dinosaurios hace sesenta y cinco millones de años.

Yuval Noah Harari. “Homo Deus

22 de septiembre de 2017

La chispa humana - Yuval Noah Harari

No hay duda de que Homo sapiens es la especie más poderosa del mundo. A Homo sapiens también le gusta pensar que goza de una condición moral superior, y que la vida humana tiene un valor mucho mayor que la de los cerdos, los elefantes o los lobos. Lo segundo es menos evidente. ¿Acaso el poder produce el derecho? ¿Es la vida humana más preciosa que la porcina simplemente porque el colectivo humano es más poderoso que el colectivo porcino? Estados Unidos es mucho más poderoso que Afganistán; ¿implica eso que las vidas norteamericanas tienen un mayor valor intrínseco que las vidas afganas?

En la práctica, las vidas norteamericanas son más valoradas. Se invierte mucho más dinero en educación, salud y seguridad en el norteamericano medio que en el afgano medio. Matar a un ciudadano estadounidense suscita una protesta internacional mucho mayor que matar a un ciudadano afgano. Pero, por lo general, se acepta que esto no es más que un resultado injusto del equilibrio geopolítico de poder. Afganistán puede tener mucha menos influencia que Estados Unidos, pero la vida de un niño en las montañas de Tora Bora se considera tan sagrada como la vida de un niño en Beverly Hills.

Cuando damos un trato de favor a los niños sobre los cochinillos, queremos creer que ello refleja algo más profundo que el equilibrio ecológico de poder, que las vidas humanas son superiores en algún sentido fundamental. A los sapiens nos gusta decirnos que gozamos de cierta cualidad mágica, que no solo explica nuestro inmenso poder, sino que también confiere justificación moral a nuestra condición privilegiada. ¿En qué consiste esta chispa humana única?

La respuesta monoteísta tradicional es que solo los sapiens poseen un alma eterna. Mientras que el cuerpo se deteriora y se pudre, el alma viaja hacia la salvación o la condenación, y experimentará un gozo eterno en el paraíso o una eternidad de desgracia en el infierno. Puesto que los cerdos y demás animales no tienen alma, no participan en este drama cósmico. Viven solo unos cuantos años, y después mueren y se desvanecen en la nada. Por lo tanto, deberíamos ocuparnos mucho más de las eternas almas humanas que de los efímeros cerdos.

No se trata de un cuento de hadas de guardería, sino de un mito poderosísimo que sigue modelando la vida de miles de millones de huma“nos y animales en los primeros años del siglo XXI. La creencia de que los humanos poseen un alma eterna mientras que los animales no son más que cuerpos evanescentes es un pilar básico de nuestros sistemas legal, político y económico. Por ejemplo, explica por qué es perfectamente correcto que los humanos maten animales para comérselos o incluso solo por diversión.”


Fragmento de: Yuval Noah Harari. “Homo Deus: Breve historia del mañana.”



12 de septiembre de 2017

La rabia y la evasión espiritual (parte 1)

En la cosmología de la evasión espiritual la rabia constituye una fuerte negatividad, tan alejada del amor y de una vida iluminada como se pueda estar; algo que los espiritualmente avanzados no expresan (a menos que sean gurús que lo hagan “únicamente” por el “bien” de sus devotos) o, mejor aún, ni siquiera permiten que surja. Expresar abiertamente la rabia o incluso estar enfadado, se considera espiritualmente incorrecto en más de unos cuantos círculos, sobre todo en aquellos que lo ven como un estorbo o una impureza. Según esta forma de pensar, la rabia es algo que hay que transmutar en un estado “mejor”, como la compasión. Pero, en verdad, rabia y compasión pueden coexistir: la compasión iracunda no es un oxímoron.

¡Los sentimientos reprimidos no desaparecen solo porque ahora seamos espirituales! De hecho, pueden empeorar. La rabia reprimida sigue siendo rabia y encontrará modos -aunque no tengan aspecto de enfado- de salir a la superficie, incluido el de juzgar, siempre una forma tan amable, a quienes son más abiertos a la hora de expresar su rabia. El hecho de que tales juicios puedan emitirse con una voz muy suave y agradable o de un modo razonable no los hace menos críticos o vergonzantes.

Es muy fácil poner la rabia por los suelos; al fin y al cabo, cuando estamos “poseídos” por ella ¿no somos más propensos a la violencia, la hostilidad, el rencor, el odio y la falta de amor? 

Los bando psicoespirituales pueden argumentar tanto los peligros de dejar salir la rabia como los de quedársela dentro, pero trabajar con la rabia implica mucho más de lo que puedan sugerir estas estrategias. No hay nada intrínsecamente malo en la rabia; no tiene por qué ser necesariamente un problema - un signo de negatividad o de déficit espiritual, o una forma de evitar algo “más profundo” ni un signo de pasotismo. El auténtico problema es el cómo utilizamos nuestra rabia. ¿Culpamos a nuestra rabia de nublarnos la razón, aduciendo ser víctimas de nuestras pasiones o asumimos la responsabilidad de lo que hacemos con ella? ¿Convertimos nuestra rabia en un arma y ocultamos nuestro dolor tras una fachada inflada con aires de superioridad moral, o nos mantenemos trasparentes y permeables, mostrándonos vulnerables? ¿Utilizamos nuestra rabia para ajustar cuentas, marcar puntos, dominar o dejar fuera de combate? ¿O la utilizamos para profundizar en la intimidad con nuestra pareja y superar el fingimiento y el vacío emocional? 

Es muy fácil rechazar, hablar pestes, aplastar, encarcelar o vulnerar nuestra rabia y permitirle tan pocas válvulas de escape que, como un animal que ha estado demasiado tiempo enjaulado, se comporta mal cuando es finalmente liberada y, de ese modo, confirma nuestras sospechas de que necesita el mismo trato que una bestia salvaje que amenaza nuestra casa. También es fácil glorificar la rabia; exhortar a los inhibidos a que “entren en su rabia”, reforzando así la agresividad.

Sin embargo, no es tan fácil cultivar una relación íntima con nuestra rabia: acercarnos a su calor, a sus llamas, a su intensidad, sin perder el contacto con nuestra sensatez. Y así nos perderemos su luz, ya que podemos tratar a la rabia como una aliada.

La rabia es un estado despierto y a menudo acalorado en el que se combinan la sensación de ser tratados injustamente y una contrarrestante sensación de poder , potencialmente energizante. 

Es importante darse cuenta de que la rabia no tiene por qué ser sinónimo de agresividad. La agresividad está desprovista de compasión y vulnerabilidad, pero la rabia, por muy fuerte que pueda ser su manifestación, puede funcionar al servicio de la una y de la otra. No obstante, en nuestra cultura la rabia sigue siendo sinónimo de agresividad, tanto en un contexto laico como espiritual.

La rabia es fuego moral; que sea destructiva o constructiva está en nuestras manos… y en nuestro corazón. Bajo la fogosa custodia de la rabia limpia coexisten la pasión y la compasión, como el calor y la luz. Es necesario que respetemos nuestra rabia, que dejemos de considerarla un problema, o un obstáculo espiritual, o algo que está por debajo de nosotros. 

La rabia que es compasión negada se convierte fácilmente en rabia expresada sin compasión. 



La evasión espiritual, Dr. Robert. A. Masters

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9 de septiembre de 2017

¿Que no nos lo tomemos como algo personal?

“La evasión espiritual se caracteriza a menudo por poner un insistente énfasis en no tomarse las cosas como algo personal. Al fin y al cabo, es más fácil tomárnoslas de una forma impersonal, aunque sólo sea porque estamos tan desapegados que no tenemos que implicarnos emocionalmente. Muchísimas de las cosas que pasan por ser un desapego sano distan mucho de lo sano; por el contrario, reflejan un apego a estar desapegados, a mantener la suficiente separación con lo que está ocurriendo para no tener que sentirlo realmente.

No tomarse las cosas a pecho o como algo personal puede constituir una práctica iluminadora y eminentemente práctica, valga la redundancia, que nos permite reaccionar de una forma sensata a las circunstancias difíciles, pero lleva consigo una inmensa sombra de disociación, despersonalización y desconexión. Cuando hemos hecho poco o ningún trabajo en profundidad sobre una determinada cualidad o rasgo podemos saltar prematuramente de etiquetar “mis” rasgos a “los” rasgos. Por ejemplo, puede que tengamos un miedo considerable, pero en lugar de indagar en él y establecer una relación verdaderamente estrecha con él, saltamos a un lenguaje distante (y supuestamente más espiritual) para referirnos a él como “el” miedo en lugar de “mi” miedo; de este modo, no hemos integrado ni llegado genuinamente a una visión trascendente de la realidad, sino que simplemente, hemos negado nuestro miedo. Sin embargo, una vez que llegamos a conocerlo bien, a conocerlo desde muy adentro, podemos relacionarnos con él legitimamente, no sólo como “mi” miedo, sino también como “el” miedo. Y aquí no hay ninguna disociación, sino simplemente la capacidad de ver y trabajar con el miedo. 


“No te lo tomes como algo personal” puede ser un buen consejo en muchas y distintas circunstancias, pero no debería aplicarse a todo; es necesario saber discernir. Hay situaciones que exigen que nos las tomemos como algo personal, que dejemos que nos conmuevan e impacten profundamente. Sin embargo, no hay que confundir esto con caer en una espiral de reacciones.


La evasión espiritual. Dr. Robert A. Masters

5 de septiembre de 2017

La Ley Natural

Con el rostro serio, Oren Lyons, del Clan de la Tortuga de la Nación Onondaga y portavoz de la Confederación de las Seis Naciones Iroquesas, está sentado al otro lado de una mesa de madera en su cabaña de troncos. En un rincón, envueltas en sombra, cuelgan máscaras ceremoniales, con la cara contra la pared. Nos mira larga y duramente; luego sacude la cabeza. “¿Por qué venir a nosotros? Somos los más duros de pelar. ¿Pensáis acaso que presentamos nuestros Ancianos a cualquiera que atraviese la puerta?. Los cuidamos como el agua pura de manantial. ¿Qué es lo que queréis de los Ancianos? ¿Secretos? ¿Misterio?”. Explicamos que sólo queremos encontrarnos con ellos y escuchar lo que tengan a bien compartir con nosotros, que no vamos en busca de secretos. “ Eso está bien, -dice-, porque ya mismo os lo puedo decir: no hay secretos. No hay misterio. Sólo hay sentido común”.
Nos quedamos sentados con cierta incomodidad, seguros de que está a punto de despedirnos con cajas destempladas y dejarnos en medio de aquella noche amarga. Todavía frotándose las manos, se sienta y nos mira de frente. “Sentido común… -dice, y recoge el eco de sus palabras- Os diré algo acerca del sentido común…”

LA LEY NATURAL

“¿Bajo qué ley vivís? ¿La ley de Estados Unidos? Ésa es la ley del hombre, Si quebrantáis la ley del hombre, pagáis una multa o vais a la cárcel, quizá. Ésa es la manera en que se procede con la ley del hombre. Podéis quebrantarla y continuar en libertad. Tal vez no sufráis ningún castigo en absoluto. Ocurre continuamente. La gente se imagina que puede hacer cualquier cosa sin consecuencias, y la mitad de las veces es así. Pero se olvidan de que hay otra ley, la ley del Creador. Nosotros la llamamos Ley Natural… La Ley Natural prevalece en todas partes. Está por encima de la ley del hombre. Si violáis la Ley Natural, seréis castigados. No hay juez ni jurado, no hay abogados ni tribunales, no podéis evadiros de ella por compra, argucia o ruego. Si violáis esa Ley Natural, seréis castigados, y duramente castigados. 

Una de las leyes naturales manda conservar puras las cosas. Especialmente el agua. Mantener pura el agua es una de las primeras leyes de la vida. Si destruís el agua, destruís la vida

Esto es lo que quiero decir acerca del sentido común. En la Madre Tierra, toda vida depende del agua pura; sin embargo, derramamos en ella toda clase de suciedad, de inmundicia y de veneno. Esto carece por completo de sentido común. Vuestra legislación puede aprobar una ley que diga que esto está bien, pero esto no está bien. La Ley Natural no se preocupa por vuestra ley del hombre. La Ley Natural os castigará. No podéis escapar. Con la Ley Natural no se juega; nadie puede eludirla. Si matáis el agua, matáis la vida que de ella depende, vosotros incluídos. Ésta es la Ley Natural. Y también es sentido común.

TODA VIDA ES IGUAL

“Otra Ley Natural dice que toda vida es igual. Ésta es vuestra filosofía. Vosotros no la respetáis: toda vida, no sólo la nuestra. La palabra clave es “respeto”. Si no respetáis la tierra, la destruiréis. Si no respetáis toda vida tanto como vuestra propia vida, os convertiréis en destructores, en asesinos. 

A veces el hombre cree que se lo ha elevado al papel de controlador, de gobernante. Pero está equivocado. Sólo es una parte del todo. La función del hombre no es la de explotar, sino la de vigilar, la de administrar. El hombre tiene responsabilidad, no poder.

LA SEPTIMA GENERACIÓN

“En nuestro modo de vida, en nuestro gobierno, con cada decisión que tomamos, mantenemos presente la Séptima Generación por venir. Nuestra tarea consiste en tratar que la gente que nos suceda, las generaciones que todavía no han nacido, no tengan un mundo peor que el nuestro… y alentamos la esperanza de que sea mejor. Cuando caminamos sobre la Madre Tierra, siempre pisamos con cuidado, porque sabemos que nos están mirando desde debajo de la tierra. Jamás lo olvidamos”.

Los guardianes de la sabiduría. Wisdomkeepers.
 Steve Wall & H. Arden. Alba Editorial.


CONCIENCIA

No veo delegación 
para los cuadrúpedos.
No veo asiento para las águilas.

Nos olvidamos y nos  creemos
superiores.

Pero, después de todo, 
somos sólo una parte de la creación.

Y hemos de procurar
comprender dónde estamos.

Y estamos en algún sitio entre 
la Montaña y la Hormiga.

En algún sitio, y sólo allí,
como parte y parcela
de la Creación.



Jefe Oren Lyons
(Discurso pronunciado en las Organizaciones No-Gubernamentales de Naciones Unidas, Ginebra, 1977).





4 de septiembre de 2017

Muerte de un Gran Árbol

Muerto.

Cuando parecía que la cordura y el sentido común se imponían.

Cuando había algo de esperanza en el homo sapiens y en esta mierda de sociedad.

Esta mañana, bien temprano antes de que nadie se pudiese molestar, dejando tras de sí un olor de muerte y gasolina y desapareciendo como si debiesen tener verguenza para siempre jamás...

Muerto. Como sus docenas, cientos, miles, millones de herman@s.

Mis tatarabuelos. Mis bisabuelos. Mis abuelos. Mis padres. Y los tuyos. Todos esos que han hecho del mundo lo que es, en su horror pero en su belleza también. Tantas canciones del mes de julio. Tanto amor la noche de San Juan. Tantos gatitos recién nacidos ahogados en el río. Tanta sombra. Tanta hoguera y tantas meigas, tanta barbarie. Tantos millones de chanchos muertos para alimentar la ignorancia. Tantos millones de árboles cortados para que te calientes los pies en invierno. Tú y tus abuelos. Yo y los míos. Nuestros ancestros.

Incluso ellos, por querer o por no tener tiempo, dejaron atrás un rastro de grandes árboles como el que esta mañana murió. Cuando los vemos, vemos ese tiempo de niños, ese tiempo de vacas, ganado, maíz, fiestas de pueblo, escuela del mes de septiembre, lluvias del mes de noviembre. Ramas desnudas de Navidad. Nuevos brotes esmeralda en la primavera cuando ya estamos hartos y cansados de tanto invierno.

Cada uno de los viejos, viejos, viejos árboles de esta tierra es la memoria y el testigo de los pies de nuestros abuelos. Y es el testigo y será la memoria de los caminares de nuestros hijos.

Mi casa mira siempre a un río. Siempre mira a un gran árbol. O miraba... Por que algunos duermen y sueñan pesadillas, pesadillas terribles producidas por los vapores soporíferos del chancho y el vino, por los ardores químicos de tantos vaporizados para preservar y conservar sus cosechas de uvas, de vinos, de alcoholes, de inconsciencia. Cada copa de vino es una gota del genocidio al ecosistema de esta tierra.

¿Has pensado alguna vez el coste de tus brindis? Cada copa de vino es un pedazo de bosque talado. Son miles de litros de agua contaminada de pesticidas, herbicidas. Son millones de abejas que mueren como mueren nuestros sueños. Ríos y pozos enfermos como enfermarán nuestros hijos. ¿Has reflexionado esto? ¿O no te gusta saberlo?

Yo vivo aquí. En esta Tierra. No porque me toca ni porque me obligan las circunstancias sino porque amo vivir en esta Tierra. Me gusta. Lo elijo. No todo el mundo puede decir esto: "elijo". Es un lujo. Y soy consciente de que el lujo es doloroso.

Porque vivo aquí me gusta cuidar donde vivo. El río donde bebo y que me limpia. El bosque a donde todos pertenecemos. Cada árbol que me mira. Cada hachazo y cada sierra son hachazos y sierras que me cortan, porque yo y todos somos este río y este bosque. Cada vez que corto un árbol soy consciente de que mato, de que ese árbol muere. Y no me hace feliz la idea. Vives en la inopia, en la absoluta ignorancia si crees que vas a sobrevivir sin ellos. Vives en la angustia y el egoísmo más absolutos porque sólo quieres para ti. Porque para tu bienestar cortarás cada árbol y ensuciarás cada palmo de tierra y río... Para ti es suficiente...

Siento mucho dolor y mucha rabia, y mucha vergüenza porque compartimos tanto mi querida Silvia Fandiño Gonzalez, tanto, porque tus bisabuelos y los míos son los mismos... y no hayas entendido que ellos amaban vivir aquí, donde tú destruyes.

Hay guerras injustificables, de conquista, de rapiña, de ambición. Pero hay guerras necesarias, de defensa, de evitar que mala gente ignorante haga males que afectan a todas las generaciones futuras.

Hoy tienes un enemigo en mí, Silvia Fandiño Gonzalez. Que Dios te bendiga y te cuide, porque lo vas a necesitar.