Ayahuasca

3 de septiembre de 2018

El compromiso de no hacer daño - Pema Chodron

En su versión más simple, el camino de la liberación empieza evitando hacernos daño a nosotros mismos o a los demás.  Cuando hablas o actúas se produce una reacción en cadena y las emociones de otras personas se ven implicadas en la situación. Cada vez que actúas agresivamente o por necesidad imperiosa, celos, envidia u orgullo, es como tirar una piedra a un estanque y ver cómo se expanden las ondas: todos los que hay a tu alrededor se ven afectados.

Evitar hablar o actuar ralentiza nuestro ritmo y nos permite ver nuestras respuestas habituales de una forma clarísima. Hasta que no vemos nuestras reacciones habituales no podemos saber con precisión qué provoca que nos veamos atrapados y qué nos ayudará a liberarnos.

Si partes de la visión de que eres bueno en tu esencia en vez de la que dice que tu esencia tiene algún defecto, al hablar o actuar, al evitar algunas cosas, empezarás a tener una comprensión creciente de que no eres una mala persona que necesita mejorar, sino que realmente eres una buena persona con hábitos que te están causando mucho sufrimiento pero que son susceptibles de cambiar.

Todos llevamos con nosotros toneladas de viejas costumbres, pero, por suerte para nosotros, hay posibilidad de eliminarlas. Conseguir evitarlas es algo muy poderoso porque nos da la oportunidad de reconocer cuándo nos vemos atrapados.

Cada vez que no nos abstenemos de reaccionar o actuamos sin reflexionar, estamos reforzando las viejas costumbres. Estamos manteniendo en funcionamiento todo el mecanismo del sufrimiento. Pero cuando nos abstenemos de reaccionar nos estamos permitiendo sentir la incertidumbre subyacente, esa energía tensa e inquieta, sin intentar escapar de ella. Las vías de escape están ahí, pero nosotros no las estamos utilizando. No estamos intentando erradicar los pensamientos, nos estamos entrenando para no vernos enredados en ellos. "No creas todo lo que piensas" es la idea básica en este caso.

Empezamos a ver cómo nos protegemos contra el dolor con una armadura y cómo esa armadura también nos aleja del dolor de otras personas (y también de su parte bella).  Nuestra armadura no está hecha más que de hábitos y miedos y sentimos que podemos dejar que todo eso se suelte.

La ciencia está demostrando que cada vez que nos abstenemos de reaccionar mecánicamente sin reprimirnos se establecen nuevas conexiones neuronales en el cerebro. Al no lanzarnos a las antiguas vías de escape nos estamos predisponiendo a nuevas formas de vernos a nosotros mismos, a una nueva forma de relacionarnos con el mundo misteriosamente impredecible en que vivimos.

Este compromiso es muy simple: hablamos o actuamos con el fin de escapar o no. Es muy importante empezar con este enfoque tan directo: no hablar o actuar para evadirnos. Punto.

SOBRE HABLAR DE FORMA  CONSIDERADA

Consciente de sufrimiento que provoca hablar desconsideradamente, yo hago el voto de cultivar la forma de hablar más correcta. Sabiendo que las palabras pueden provocar felicidad o sufrimiento, haré todo lo que pueda para no mentir ni cotillear ni criticar, para no utilizar  palabras duras o vanas y para no decir cosas que provoquen la división o el odio. Aspiro a decir siempre la verdad.

En su obra, La práctica del bodisatva, Shantideva enumera todas las formas que se le ocurren de expresar cómo es estar a punto de hablar o de actuar de forma neurótica. Y en todos los casos nos recomienda no hacerlo. Cuando surgen pensamientos de deseo o apetencias, o queremos hablar o actuar agresivamente. El consejo de Shantideva es:

Cuando la mente está llena de farsas
Y de orgullo y altiva arrogancia,
Cuando queremos mostrar al mundo los defectos ocultos de otros,
Sacar a la luz las antiguas disensiones o actuar con falsedad,
Cuando lo que queremos son halagos hacia nosotros,
Críticas para difamar a otros,
O utilizar un lenguaje duro para provocar una trifulca,
Es cuando debemos mostrarnos como un tronco de madera.

Tal vez tú quieras caerle bien a todo el mundo. O quedar por encima de otra persona. O simplemente te apetece cotillear. O estás impaciente. O estás deseando provocar una pelea. Tal vez te veas tentado a lanzarte a "un discurso altivo e insolente" o al cinismo, el sarcasmo y la condescendencia. Si reconoces lo que ocurre y evitas hacerlo, eso abrirá un espacio en tu mente. Aferrándote a tu forma de ver las cosas y a tus opiniones, pensando que siempre tienes razón y poniéndote por encima de los demás sólo conseguirás estar perpetuamente atrapado. Seguirás haciendo que la gente se sienta furiosa o inferior y te mantendrás luchando en batallas innecesarias. ¿Y cuál es el remedio? Examínate, dice Shantideva. Mira exactamente lo que estás haciendo. "Fíjate en tus pensamientos dañinos y en cada lucha inútil y aplica los remedios necesarios para mantener la mente tranquila".



(Extraído de Vivir bellamente... en la incertidumbre y el cambio. Pema Chödrön.)