Ayahuasca

2 de enero de 2015

No existen los pensamientos iluminados - Adyashanti

Buda mismo dijo que todos los dharmas están vacíos. Los dharmas son las enseñanzas, las verdades mismas que él enseñaba. Una de las verdades que decía es que todos los dharmas, todas esas verdades que contaba a sus discípulos, estaban vacías. 


La verdad de quién eres está mucho más allá de incluso los mayores dharmas, los mayores sutras, las mayores ideas que jamás se puedan decir, escribir o leer. 


Internamente esto se experimenta como destrucción. Suelo decir a la gente que no se equivoque: la iluminación es un proceso destructivo. 


No tiene nada que ver con ser mejor, ni con ser más o menos feliz. La iluminación es el desmoronamiento de la no-verdad. Es mirar más allá de la fachada del fingimiento, la completa erradicación de todo lo que imaginábamos que era verdad, desde nosotros mismos hasta el mundo. En este proceso descubrimos que incluso los mayores inventos de las grandes mentes de la historia humana no son sino sueños de niños. Empezamos a ver que todas las grandes filosofías y todos los grandes filósofos son parte del sueño. 


El despertar en el plano mental es como abrir la cortina, como Dorothy en El Mago de Oz. Ella espera ver al Gran Oz, pero cuando se abre la cortina, el Gran Oz es un hombrecito que pulsa palancas. Ver la naturaleza de la mente es parecido. Es algo radical. No esperábamos ver que todo lo que considerábamos verdadero en realidad forma parte del estado onírico y mantiene dicho estado. 


No existen los pensamientos iluminados. Ver esto puede ser un gran shock para nuestro sistema. De hecho, la mayoría de nosotros nos protegemos de esta verdad. Decimos que queremos la verdad, pero ¿la queremos realmente? Decimos que deseamos ver la realidad, pero cuando aparece, es muy diferente de lo que habíamos pensado. No encaja en nuestro contexto ni en nuestras imágenes. Es algo que está absolutamente más allá de ellos. Y no sólo eso, sino que en realidad destruye nuestra capacidad de ver el mundo como lo veíamos antes. Convierte nuestro mundo en escombros. 


Cuando todo está dicho y hecho, no nos queda nada. Tenemos las manos totalmente vacías, no tenemos nada a lo que agarrarnos. Como dijo Jesús: «Los pájaros tienen sus nidos en los árboles y los zorros sus madrigueras en la tierra, pero el hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza». No hay concepto, no hay estructura de pensamiento en la que puedas descansar. 


Cuando despertamos en el plano de la mente, empezamos a pensar: «Dios mío, mi manera de ver el mundo era totalmente imaginaria; literalmente estaba hecha de sueños. No tenía la menor base en la realidad. La forma de verme a mí mismo también era completamente imaginaria». No importa que te veas como iluminado o no, como bueno o malo, digno o indigno. La no división mental hace que todas estas estructuras del ego sean barridas completamente. Casi me resulta imposible expresar con coherencia lo completa que es esta destrucción del mundo mental. Es ver que no existe algo como un pensamiento verdadero y entenderlo en el plano más profundo, para ver que todos los modelos que creamos, incluso los espirituales y las enseñanzas, están literalmente hechos de sueños. 


Adyashanti. El final de tu mundo.