Ayahuasca

6 de febrero de 2013

Lo que tú eres es más fundamental que lo que dices que eres


Nadie nos ha dicho que lo que somos es un punto de consciencia, o de espíritu puro. Esta no es una cosa que se enseñe. Los que nos han enseñado, más bien, es a identificarnos con nuestro nombre. Nos han enseñado a identificarnos con nuestra fecha de nacimiento. Nos han enseñado a identificarnos con el próximo pensamiento que tengamos. Nos han enseñado a identificarnos con todos los recuerdos del pasado que acopia nuestra mente. Pero eso no eran más que pensamientos. Cuando te basas en tu propia autoridad, cuando te basas en tu propia experiencia directa, te encuentras con ese misterio último que eres tú. Aunque pueda resultar inquietante al principio asomarte a tu propio no-ser, lo haces, en todo caso. ¿Por qué? Porque no quieres sufrir más. Porque estás dispuesto a dejarte afectar. Estás dispuesto a quedarte asombrado. Estás dispuesto a quedarte sorprendido. Estás dispuesto a darte cuenta de que puede que todo lo que habías pensado de ti no sea verdad en realidad. 

Cuando estés abierto a todo eso, entonces, y sólo entonces, podrás basarte en tu propia autoridad, plantarte sobre tus propios pies. Sólo entonces podrás buscarte a ti mismo de verdad, por debajo de la mente y dentro del espacio entre los pensamientos siguientes, para ver claramente que lo que somos existe antes de que pensemos en ello. Lo que tú eres existe antes de que le asignes un nombre. Lo que tú eres existe antes siquiera de que lo llames “masculino” o “femenino”. Lo que eres existe antes de que digamos “bueno” o “malo”, “valioso” o “sin valor”. Lo que tú eres es más fundamental que lo que dices que eres. Lo que eres de verdad constituye toda una sorpresa cuando lo ves por primera vez, cuando lo sientes. Puedes empezar a sentir tu propia transparencia. Empiezas a reconocer que es posible que en realidad tú no seas un “alguien”, a fin de cuentas, a pesar de que surjan los pensamientos de un “alguien”, a pesar de que en tu vida te comportas con frecuencia como si fueras alguien. Es tu manera de desenvolverte en la vida. Respondes a un nombre, vas a trabajar, tienes tu profesión, te llamas marido, o esposa, o hermana, o hermano. Todos estos son nombres que nos asignamos unos a otros. Todos ellos son etiquetas, Todos ellos están bien. Ninguno de ellos tiene nada de malo, hasta que llegas a creerte que son de verdad. En cuanto te crees que una etiqueta que te has atribuido a ti mismo es verdadera, has limitado una cosa que es literalmente ilimitada; has limitado quien eres reduciéndolo a un mero pensamiento.



El fin del sufrimiento. Adyashanti.