Ayahuasca

22 de octubre de 2012

La fe. (Venerable Kelsang Gyatso)

La fe es la raíz de todos los logros virtuosos y realizaciones espirituales. En particular, para entrar en el camino espiritual necesitamos la fe que cree que las realizaciones espirituales nos protegen del temor y los sufrimientos.

Puesto que es el fundamento de todos los logros espirituales, deberíamos considerarla como nuestra práctica principal. Cuando el famoso maestro budista Atisha vivía en el Tíbet, un hombre le pidió que le impartiera enseñanzas espirituales. Atisha permaneció en silencio y el hombre, pensando que no lo había oído, repitió su petición alzando la voz. “Tengo buen oído –contesto Atisha-, pero tú necesitas fe.”

¿Qué es la fe? Es una mente virtuosa por naturaleza cuya función principal es contrarrestar la percepción de faltas en el objeto observado. El objeto de la fe es cualquier fenómeno que consideremos sagrado o puro, como los seres iluminados, las enseñanzas o los maestros espirituales.
La fe consiste en algo más que simplemente creer en algo. Hay tres clases de fe: creyente, admirativa y desiderativa. Creer que la práctica espiritual es lo más importante en nuestra vida es un ejemplo de fe creyente. Un ejemplo de fe admirativa es la que tenemos cuando, al reconocer las buenas cualidades de nuestro Guía Espiritual y de sus enseñanzas, sentimos admiración por ambos, con lo que nuestra mente se vuelve clara y lúcida, y se libera de distracciones y pensamientos negativos. Sobre la base de estas dos clases de fe, cuando deseamos con sinceridad poner en práctica las enseñanzas espirituales, generamos fe desiderativa.

Sin fe, nuestra mente es como una semilla quemada, y al igual que ésta no puede germinar ni producir frutos, con un conocimiento carente de fe nunca alcanzaremos realizaciones espirituales. La fe en las enseñanzas espirituales nos induce a generar la intención de practicarlas, lo que a su vez induce al esfuerzo. Con esfuerzo podemos lograr cualquier objetivo que nos propongamos.
La fe es un factor imprescindible. Si carecemos de ella, aunque conozcamos las enseñanzas más profundas y realicemos debates con destreza, no podremos ponerlas en práctica ni controlar nuestra mente. Por mucho que comprendamos las instrucciones espirituales a nivel intelectual, si no tenemos fe, no reduciremos nuestro enfado ni demás perturbaciones mentales. Además, es posible que aumente nuestro orgullo, con lo cual lo harán también los demás engaños. Por lo tanto, hemos de considerar la fe como algo muy valioso. Al igual que el espacio está en todas partes, en las mentes virtuosas siempre está presente la fe.

(Transforma tu vida, Gueshe Kelsang Gyatso).