Ayahuasca

18 de febrero de 2012

cierto pájaro devora pueblos enteros

¡De cuando el mar era ceniza y todo era oscuridad y no habían nacido todavía Kaametza y Narowé!, repitió... igual que si estuviera dentro de alguna piedra, enmascarado por una repentina majestuosidad:

-Allá en el Mapuya te será concedido conocer de qué modo los hijos devoraron a sus padres, cómo los virakocha (los blancos) exterminaron a los indios. ¡De qué modo perverso, con que frías maneras envenenan todavía al pueblo más antiguo de la tierra, a nuestros antepasados, vivientes y presentes!... Te será concedido conocer la razón verdadera, y no el pretexto, que trae a nuestra selva a la llamada civilización. Porque lo que es progreso para el blanco, para el indio es regreso. Para el blanco de ayer el caucho fue oro para el indio fue exterminio. Para el blanco de hoy el petróleo es la vida, para el indio es la ruina, la peste, el desarraigo. ¡Verás quienes han sido y quienes son, en realidad, los bárbaros, quienes los caníbales y quienes los cristianos!... Óyeme bien.

Lo que para nosotros representa la existencia, para ellos significa algo peor que la muerte. Y así pasa con todo lo creado, así pasa entre piedras y plantas y animales. El aire, por ejemplo, es vital para los pájaros, pero para los peces es la asfixia, el aletazo negro, el pico de la muerte.

-Te será concedido conocer la verdad, la mentirosa cara de la verdad y la verdad sin tiempo. Verás las tres orillas. El resplandor y la sombra de la sangre del tiempo, del tiempo que a la vez es uno y todos. Lo que fue cierto para el ayer no habrá de serlo para el mañana. El mismo tiempo anciano que nos trajo la muerte nos ofreció la vida venidera. Óyeme bien: el aire será de agua y el agua será de aire. Todo, absolutamente todo, es al revés.

(Las tres mitades de Ino Moxo. Cesar Calvo)