¿Qué significa experimentar la no división en la mente? Todos sabemos cómo es estar divididos en nuestra mente, que nuestros pensamientos estén en conflicto entre sí, que una parte de la mente diga: “Debería hacer esto”, y la otra parte diga: “No lo debería hacer”. Tener una mente dividida es tener una mente en conflicto consigo misma.
La mayoría de nuestras mentes se hallan en un gran
conflicto. Nuestras pautas de pensamiento van y vienen entre lo que está bien y
lo que está mal, entre lo correcto y lo equivocado, lo santo y lo profano, lo
que merece la pena y lo que no, e incluso entre lo iluminado y lo no iluminado.
A medida que despertamos vemos que en la estructura del
pensamiento nada es una verdad definitiva. No me malinterpretes, no estoy
diciendo que la mente no tenga valor o que sea algo malo. La mente, que no es
otra cosa que los pensamientos, es una herramienta como todas las demás, tal
como un martillo, una sierra o un ordenador lo son.
Hemos olvidado que la mente es una herramienta útil y
poderosa. Todo empieza en ella. Cada coche que conduces, cada edificio, centro
comercial, todo ello comenzó como un pensamiento en la mente de alguien.
Pero la conciencia humana no considera que la mente sea sólo
una herramienta. Lo que ha ocurrido es que la mente ha usurpado la realidad. Se
ha convertido en su propia realidad hasta tal punto que los seres humanos
encontramos nuestro sentido de identidad –quienes creemos ser, nuestra
autoimagen- en nuestro proceso de pensamiento.
En y por sí mismo, un pensamiento sólo es un pensamiento. No
es intrínsecamente verdadero. Puedes pensar en un vaso de agua, pero si tienes
sed, no te puedes beber el pensamiento. En nuestra conciencia humana, muchos
pensamientos sólo piensan sobre otros pensamientos.
A medida que despertamos en el plano de la mente, empezamos
a percibir desde más allá de ella. Nos damos cuenta de que la mente misma está
vacía de realidad. Ver que la mente está vacía de realidad resulta radical. Es
radical ver que todo nuestro sentido de identidad y el mundo mismo son creados
por la mente. Esto es como un terremoto; el yo que percibimos que somos no
tiene realidad.
Supone la destrucción de todo tu mundo. Y esto es algo que
nunca podemos prever. Lo que se destruye es toda nuestra visión del mundo:
todas las maneras en que estamos condicionados, todas nuestras estructuras de
creencia y las de la humanidad… Todas estas estructuras y condicionamientos
participan en la creación de este mundo particular, de este consenso que han
acordado los seres humanos, de este considerar que las cosas son verdaderas…
como “el mundo tiene que ser de una manera en particular”.
Cuando despertamos en el plano de la mente, empezamos a
pensar: “Dios mío, mi manera de ver el mundo era totalmente imaginaria;
literalmente estaba hecha de sueños”. No importa que te veas como iluminado o
no, como bueno o malo, digno o indigno. La no división mental hace que todas
esas estructuras del ego sean barridas completamente.
Buda dijo que todos los dharmas están vacíos.
Suelo decir que a la gente que no se equivoque: la
iluminación es un proceso destructivo. No tiene nada que ver con ser mejor, ni
con ser más o menos feliz. La iluminación es el desmoronamiento de la no
verdad. Es mirar más allá de la fachada del fingimiento, la completa
erradicación de todo lo que imaginábamos que era verdad. Es algo radical. No
esperábamos ver que todo lo que considerábamos verdadero en realidad forma
parte del estado onírico y mantiene dicho estado.
No existen los pensamientos iluminados. Ver esto puede ser
un gran shock para el sistema. De hecho, la mayoría de nosotros nos protegemos
de esta verdad. Decimos que queremos la verdad, pero ¿la queremos realmente?
Decimos que deseamos ver la realidad, pero cuando aparece, es muy diferente de
lo que habíamos pensado. No encaja en nuestro contexto ni en nuestras imágenes.
Convierte nuestro mundo en escombros.
Cuando todo está dicho y hecho, no nos queda nada. Tenemos
la manos totalmente vacías, no tenemos nada a lo que agarrarnos. No hay
concepto, no hay estructura de pensamiento en la que puedas descansar. No
podemos ver las cosas en su verdadera naturaleza hasta que dejamos de verlas en
su naturaleza falsa.
El final de tu mundo. Adyashanti.