Ayahuasca

19 de diciembre de 2018

El Arte de Perder - La Impermanencia

Escribió Shantideva en el siglo VIII:

Todo lo que poseo y uso
Es como la fugaz visión de un sueño.
Se desvanece en el reino de la memoria;
Y tras desvanecerse, ya no vuelvo a verlo nunca más.

(Pema Chodrom)

En nuestra mente los cambios siempre equivalen a pérdida y sufrimiento. Y, cuando se producen, procuramos anestesiarnos en la medida de lo posible. Reflexione sobre esto: la percepción de la impermanencia es, paradójicamente, la única cosa a que podemos aferramos, quizá nuestra única posesión duradera. Siempre que perdemos la perspectiva o nos dejamos llevar por la pereza, reflexionar sobre la muerte y la impermanencia nos devuelve de una sacudida a la verdad:

Lo que ha nacido morirá, lo que se ha recogido se dispersará, lo que se ha acumulado se agotará, lo que se ha construido se derrumbará y lo que ha estado en alto descenderá.

(Sogyal Rimpoche)

Aunque yo repita una y otra vez que los fenómenos surgen en el momento presente y que no son ni estables ni seguros, nadie se lo toma en serio. La gente no piensa en ello demasiado. Sea lo que sea lo que ocurra, yo me digo: “¡Oh! Esto no es permanente”, o “Esto no es seguro”. Es sumamente sencillo. Todo cuando ocurre es impermanente e inseguro. Pero al no verlo o comprenderlo, nos confundimos y angustiamos. Tomamos aquello que es impermanente por permanente. Aquello que no es seguro por seguro. Yo no ceso de decirlo, pero la gente no lo capta y vive persiguiendo una cosa tras otra constantemente.

Hemos de observar este punto con más detenimiento. Si no somos conscientes de la impermanencia, todo cuando poseemos se convertirá en motivo de sufrimiento cuando lo perdamos. En cambio, si somos conscientes de ella, podremos aprovechar las cosas sin sentirnos abrumados por ellas. Si logras hacerlo, tu mente estará en paz. 

Al practicar de esta forma nuestra mente está viendo constantemente las cosas con claridad. Los fenómenos surgen y desaparecen. Después de desaparecer, vuelven a surgir y luego desaparecen de nuevo. Si nos apegamos a lo que ocurre, sufrimos en ese mismo instante. En cambio, si no nos apegamos, el sufrimiento no llega a surgir. Vemos esta realidad en nuestra propia mente. Todo cuanto hemos de hacer es observar nuestra mente en el presente.
(Ajahn Chah)

UN ARTE

El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, las horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.
Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.

(Elizabeth Bishop)